Preparar un presupuesto web (o, en general, de cualquier tarea que no esté perfectamente acotada y en la que puedan surgir imprevistos) es un arduo trabajo (para algunos es un arte). Adicionalmente, se pretende que el presupuesto sea justo para ambas partes. De entre las muchas opciones y teorías que hemos leído a lo largo del tiempo, hay una que nos ha parecido especialmente justa, aunque quizá difícil de realizar. La idea principal se comentó en un hangout sobre presupuestos en la metodología ágil, en el blog de tacande. He aquí el planteamiento que os hacemos a raíz de lo allí hablado:
Se asume que hay honestidad absoluta por ambas partes.
1. El proveedor (en este caso, el equipo que hace el sitio web) trabaja durante x semanas. Y evalúa su coste (material, horas, porcentaje de beneficio). Supongamos que el proveedor ha trabajado durante tres semanas y que ese coste se evalúa en 5.000 euros.
2. El cliente estima el valor del producto realizado en ese tiempo. Supongamos que, para el cliente, el producto desarrollado le aporta un valor de 8.000 euros. O de 3.000 euros, para hacer los dos ejemplos.
3. Y aquí entran nuestras dudas y la pregunta que os lanzamos. ¿Cuánto debería pagar el cliente al proveedor? ¿Debemos cobrar nuestro trabajo o el valor de lo que entregamos? ¿Qué pasa si desarrollamos una tecnología que nos permita entregar algo de mucho valor con muy poco trabajo por nuestra parte? Lo dejamos abierto, esperamos vuestras opiniones.
- Presupuestos ágiles en el desarrollo web: ¡Lo que nadie te cuenta! (en tacande.net)
One thought to “Cómo preparar un presupuesto honesto”
Hola! Un placer que mi artículo haya servido para generar más debate sobre el tema.
Esa duda que plantean la tengo yo también.
A mí me cuesta valorar el trabajo desde la perspectiva del cliente. Voy aprendiendo, pero creo que a los que tenemos un perfil técnico nos cuesta valorar nuestro trabajo en otros términos que no sean los técnicos.
En cualquier caso, creo que el camino pasa por la transparencia y el diálogo entre cliente y proveedor.
Habrá que seguir madurando la idea!
Un saludo,
Noemí